lunes, 29 de abril de 2013

"Mil grullas", de Yasunari Kawabata.

Kawabata juega con sus personajes, los hace vivir intensamente en los detalles sutiles, los hace gozar, sentir, amar y sentir dolor. Y cada uno de ellos, casi sin quererlo, va exhibiendo los pliegues de su personalidad, sus ricas complejidades, en un delicado entramado como el de Mil grullas. Kikuji, un hombre de 25 años, visita en una ceremonia del té a una antigua amante de su padre, la señorita Chikako, que permaneció soltera por -quizás sí, quizás no- tener una mancha que cubría la mitad de su seno izquierdo. El padre de Kikuji, el señor Mitani, luego frecuentó a la señora Ota, viuda y con una hija, hasta que falleció.
Kikuji se hallará enredado en la espesa relación que dejó su padre al morir, y el escenario se desarrollará en torno a la ceremonia del té, tan importante para su progenitor. Así, conocerá a la hija de la señora Ota, Fumiko, en tanto que Chikako procurará que Kikuji contraiga matrimonio con una joven llamada Yukiko, que llevaba un pañuelo con mil grullas el día en que la conoció.
Novela que navega en el erotismo, sugerente, de profunda densidad, que recorre cada página con naturalidad. 
Una obra maestra de Yasunari Kawabata.

Yasunari Kawabata, Mil grullas. Buenos Aires, Emecé, 2003.

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